Musical Club

Archive for mayo, 2009

Una dulce mordedura de Juan Perro

Juan Perro

Las jornadas dedicadas al rock español han pasado y toca hacer recuento de su sonora huella. La que ha dejado un artista poco común en nuestro país, un tipo de extrema sensibilidad que se reinventa en cada concierto, en cada paso que da.
Vino Santiago Auserón, alias Juan Perro y nos deleitó a base de amistad, arte y ciencia. Primero sedujo al público con sus doctas palabras en una conferencia magistral sobre el papel de las canciones en la antigüedad y en nuestros días. Una charla en la que con un tono didáctico y profesoral exhibió sus profundos conocimientos acerca de trovadores que han atravesado los siglos con su lírica mercancía. Tradición de la que él mismo es un valioso eslabón más, bien al frente de Radio Futura, como Juan Perro o en cualquiera de las personalidades anteriores, presentes o futuras en que pueda manifestarse su indiscutible genio.
Su intervención, valiéndose de un discurso sabio y cordial, cautivó al respetable que acudió por decenas hasta abarrotar la antigua iglesia de San Juan de Dios. ¡Qué pocos actos culturales logran un llenazo de esta magnitud en Montilla!
Un auditorio, esa noche, atrapado y complacido con lo que escuchó por la claridad y abundancia de lo expuesto. Pero Santiago Auseron no es sólo un riguroso orador que derrocha gracia y conocimientos. En la conferencia como en la actuación del día siguiente llamó la atención su compromiso con un oficio, el de hacer canciones y llevarlas a los escenarios, que merece respeto y dignidad. Algo de lo que se ha visto despojado poco a poco sin que nadie se atreva a remediarlo. Pero no es cosa de resignarse. La Abuela Rock se alista cada año para contrarrestar ese peligroso fenómeno.
Es preocupante ver hasta qué punto se ha devaluado la música juvenil por el pernicioso efecto de esos concursos de tv, mecanismos de fama tan instantánea como transitoria, que han llevado al pop a sus peores registros. Y, lo que es peor, que ha terminado por legarnos una generación que no ha escuchado otra cosa. Para esa gente el rock no existe. La hemos perdido para la causa y se nota su ausencia en recitales y tocatas.
En estos tiempos peligrosos para el rock, Santiago Auserón o, si lo prefieren, Juan Perro está en la trinchera, en la brecha. Su concierto de Montilla, impregnado de generosidad y magia, resultó único. Muy pocas veces se ha visto y oído cosa igual. Acompañado por un trío de instrumentistas prodigiosos – contrabajo, batería y guitarra eléctrica -, proporcionó a su extraordinario repertorio una envoltura que iba del blues al jazz y el pop sin abandonar en ningún momento la senda del son. Él y unos músicos asombrosos lograron una comunicación total con el público que no paró de bailar y de disfrutar con un artista completamente entregado en cuerpo y alma. Y eso que como es norma en él, le dio de lado a la parte de Radio Futura. Tan sólo incluyó El Puente Azul, aparecida en el último álbum oficial del cuarteto. Una sóla canción, pero qué temazo.
Además, el excelente sonido, uno de los mejores que se recuerdan, contribuyó a la plena comunicación entre el cantante y la audiencia en las más de dos horas del concierto de Juan Perro. Esa misma sensación también se tuvo con el resto de los componentes del cartel. Forty Lies gustaron y se gustaron en una actuación breve en la que demostraron sus continuos progresos como grupo, con un cantante – Antonio Ortiz – cada vez más seguro, atrevido y personal.
En La Reserva se dan la mano profesionalidad y madurez. Yonka Zarco, Ramón Medina, Pepe Atance y Carlos Sánchez pusieron al día unas canciones que los hicieron muy populares en los ochenta y que los llevaron a la final del famoso concurso Alcazaba de Jerez, ocupando un segundo puesto tras los ganadores Tarik y la Fábrica de Colores. Curiosamente, más de dos décadas despues de aquello, volvieron a coincidir en Montilla. En esta ocasión, Alvaro Muñoz, cantante y guitarrista de Tarik, (cada vez más mod en su aspecto y actitud) compareció con una versión reducida de su grupo, pero no por ello menos subyugante. Las canciones que tocó, algunas de la primera etapa, mantienen todo su poder encantador. Las tocó escoltado por el guitarrista Paco Lamato. Un cuidado e intimista acercamiento a un tesoro musical por el que no pasa el tiempo.
Qué noche la de aquel día. En nuestra memoria queda. No lo dice La Abuela ni es por darse coba, pero todos los que vienen – artista y público – coinciden en que los conciertos de las Jornadas, igual que las conferencias y las exposiciones, son especiales. El año próximo, venga quien venga, no os la perdáis.

MANUEL BELLIDO MORA

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